viernes, 28 de mayo de 2010

Guardar vs Soltar

Escuche por ahi que las mujeres estamos en general hechas para "guardar y contener".
Que desde lo biológico venimos asi de marcadas, que el útero "acoge, recibe, contiene"; mientras que los varones vienen marcados para "largar y soltar".
La misma persona que elaboraba esta teoría decía también que las mujeres "guardamos todo", y la prueba es que muchas archivan

el ticket del restaurant de la primera salida
ropa que no les entra o pasada de moda pero por cariño o expectativa de volver a usarla
restos de comida en la heladera en mil tuppers
cosas rotas con la esperanza de arreglarlas
el cartoncito del rollo de papel higienico, los palitos de los helados, las latas de arvejas, cajitas de remedio por las dudas al hijo le pidan algo de esto en actividades prácticas (o tecnología, como le dicen ahora)

etc etc etc etc

Mucho de esto es cierto y lo veo en las congeneres que me rodean.

No me sentía incluida en esta categoría, ya que en general tengo bastante facilidad para desprenderme de las cosas que no estoy usando.
Tiro, regalo, hago desaparecer con gozo cualquier objeto que no hay sido usado en el corto plazo pasado.

Amo romper por la mitad apuntes, escritos, expedientes viejos. Algun día aspiro a comprarme una trituradora por el simple placer de ver las tiritas y el ruido de la destrucción.



Tal vez por formación reactiva a vivir con gente "guardadora".
Creo que mi madre algún día no entrará en su departamento por la cantidad de cosas insolitas que están copando lentamente su casa. Tiene cientos -no es exagerado, repito CIENTOS- de diarios y revistas viejos. Pienso que algún día estos cobraran vida, cambiaran la cerradura y  no la dejarán entrar.

El hombre-que-duerme-conmigo, por más determinación biologica a la descarga, él guarda y guarda. Medias rotas y calzoncillos, pelotitas de tenis pinchadas, cajas de CDs vacías, lapiceras y articulos de libreria varios (NUEVOS Y VIEJOS!!). Como no quiero quedarme yo sin vivienda, lucho por el espacio e intento tirar algunos de estos adminiculos.
Pero a veces se me hace dificil, cuando me manipula con otro tipo de rejuntes: los que supuestamente tienen valor emocional. Es asi que convivimos con un equipo de musica doble cassettera, con bandeja para discos de vinilo, que no anda nada por supuesto (o solo la radio), pero como era de su adolescencia, le trae hermosos recuerdos. O con doce (doce) cajas llenas de cassettes TDK con grabaciones ochentosas de la radio. O con libros de cuentos de Elsa Borneman, porque los leia a los 11.

Yo tuve recuerdos materiales, claro, pero no siento nada raro al desprenderme y sentirme más liviana!

El asunto es que cuando pensaba que estaba totalmente afuera de esta marca de género descubrí que hay algo peor que sigo tratando de "contener, guardar, conservar, mantener"

LAS RELACIONES.

La sigo en la próxima, porque en realidad, de eso quería hablar....

viernes, 14 de mayo de 2010

El secreto

Hay verdades y realidades que son solo para mi.
Verdades de ayer y de hoy.

En una época en la que todos disfrutan estar expuestos, yo disfruto escondiéndome.

Las mujeres tenemos la torpe tendencia a contarnos todo. Mis amigas, que son las del secundario -a pesar que egresamos hace quince años-, siguen creyendo que “todas nos tenemos que contar todo”, so pena de ser condenada como “traidora, cortada, muda, ingrata y desconsiderada” si alguien omite detalles de su vida privada –y la de su entorno-

Ingenuamente caí en esta algunas veces, y casi todas las veces me arrepentí.

Hoy veo que los secretos de mi vida me han acompañado creciendo y son testigos permanentes de mi vida. Puedo decir que les tengo cariño y afecto, y por eso no quiero que se vayan, no quiero que dejen de ser secretos, contándolos.

Hay secretos de todos colores, aromas y texturas.


Secretos rojos, algunas veces en las que creo morir por enrojecimiento de cachetes de solo imaginar que alguien puede saber un secreto “papelonezco”. Como esa vez a los 12 años, cuando hice una lista de temas de conversación “piolas” para tener de machete cuando me hablaban por teléfono algunos intentando un levante y para evitar el pánico al silencio total. (era muy tímida y tenía fobia a los silencios en las conversaciones).

Secretos blancos, cuando veces muero de pánico total, y me palpita el corazón de la culpa y la satisfacción cuando recuerdo mis “canitas al aire pirateras”. Imagino el final total de la calma que hoy tengo en mi pareja si estos secretos estallasen.

Secretos rosados, como que más de una vez tengo fantasías con mi jefe o con el marido de una amiga. No sexuales precisamente, pero si más de una vez secretamente pienso –como en las pelis románticas - que podríamos “estar realmente hechos el uno para el otro.”

Secreto patético, que trato de intentar perrear como Emilia Atias frente al espejo mientras grito “rakatá, rakatá si se me pega voy a darle…”; pero delante de gente sigo sosteniendo con seriedad que no escucho otra cosa que rock nacional de los ’80.

Un secreto colorinche, es este blog. Me escondo para que nadie sepa que escribo y leo en la web. Borro el historial, las cookies y cuanta evidencia pueda existir. Y lo disfruto con adrenalina. Es mi secreto, y también lo es el tiempo que me dedico a leerlos a ustedes.

Será obviedad, pero cada vez más vuelvo a comprobar que la única forma que un secreto siga siéndolo, es no contarlo.