Los jefes lo comunican ansiosos pero orgullosos, parecen realmente creer que esta farsa nos llevará ´más lejos.
Se respira una adrenalina y un mal humor entusiasta por los pasillos porque el miércoles llega "el auditor". Figura idealizada y temida, queremos ser agradables a su mirada que juzga omnipotente. Pero probablemente sea un triste hombrecillo que se dedicó a la consultoría luego de haber aceptado el retiro voluntario en la empresa en la que trabajó durante años.
No se si habrán pasado en sus trabajos por algo similar.
Esta es mi primera vez, y lo puedo resumir en: escribir en planillas y traducir cada movimiento que uno hace en su laburo. Todo movimiento es válido siempre y cuando este procedimentado y tenga su registro correspondiente. Si eso se mantiene durante un tiempo, pues alguien nos otorgará el sellito que suponga que tenemos "calidad".
Ahora para el trabajo me río y armo mis planillas, mis procesos, mis flujogramas y cuanto requerimiento haga falta, todo sea, Dios no lo permita, por no caer en una "no conformidad".
Sin embargo he descubierto que esta forma de razonar (normas, procedimientos, registros, escritos, esperables, indicadores) también operan a veces para la propia vida.
En lo personal me resulta dificil safar de algunos indicadores autoimpuestos.
Porque cuando me los puse creo sinceramente, que serán una vía para alcanzar la calidad en mi vida.
Y la vida justamente se encarga de demostrarme que la felicidad pasa por otros carriles, aunque a veces también por esos procedimentados.
Creo que hasta quienes se consideran más libres y descontracturados, hacen justamente de eso "su propia norma" y su propio procedimiento.
No le creo del todo al que diga que vive sin normas y sin procedimientos.
Sin embargo, debe haber consenso en eso de que "no son garantía de exito". Pero igual las seguimos teniendo!!!
Lo caotico pero no menos divertido es cuando se cruzan las normas y procedimientos de diferentes personas acerca de como vivir.
Y todos aconsejan convencidos de tener la razon.
Ahora, quien es el auditor en la propia vida?