Asi denominaba mi papá a mi mamá cuando ella le disparaba con sarcasmo y agudeza frases lapidarias para desnudarlo en sus errores y dejarlo mal parado.
Yo también ejerzo mis "dulces violencias" a diario y las disfruto internamente.
Me refiero a aquellas grandes verdades que uno quiere decir, y que por mi estilo diplomático no siempre me decido a afirmar.
Pero la "ironía inteligente", como le dice mi chico, es un arma peligrosa y latente en mi.
Son esos chistecitos, bromas, cargadas al otro, en los que uso el sentido del humor para destacar en una caricatura maliciosa las actitudes o comportamientos de cada uno.
Como soy consciente del impacto de la ironía, por eso me mido ante quienes usarla. Pero hay algunos en especial, con los que me ensaño y soy como francotiradora de ironías.
La ironía es mordaz porque paraliza al otro.
El "chistecito dedicado", deja al otro inerme, condenado a no ofenderse ni defenderse,
porque si lo hace,
uno tiene el rápido retruco "ehhhh, pero si es un chisteee, como te vas a embolar por eso, no tenes sentido del humooor".
Con mis salidas irónicas, disfruto de pelearme con vueltas y revueltas internas con aquellas personas con las que por el motivo que fuese, no-puedo-no-debo hacerlo directamente.
Por supuesto que no es casual, que yo odio absolutamente que sean irónicos, sarcasticos, "bromistas" conmigo.
Diálogos Vacíos
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-¿Cuál es el drama de tu vida?
-¿Hoy?
-Si, hoy.
-Tener a mi mamá y que solo sepa de ella que se llama Ana y que fue médica.
- ¿Qué le pasó?
-Tuvo...
Hace 4 años